viernes, 30 de abril de 2010

Liguetes y novietes - El club de la Abeja Maya

La primavera es propicia para enamorarse y si eres adolescente, que os voy a contar.

Todos los fines de semana iba junto a mi familia a la Sierra. Allí teníamos un apartamento y claro yo tenía una panda, una panda peculiar, ya que éramos 4 chicas y 4 chicos. Digo esto poque no íbamos juntos, eso si, éramos una panda, por lo memos para las chicas ya que eran "nuestros" chicos y que nadie se atreviera a acercarse a ellos, ya nos encargábamos nosotras de "mirar mal" a la otra panda de chicas, mas guapas, mas altas y más listas que vivían en la urba de enfrente.

Nosotras siempre quedábamos a la misma hora y sabíamos perfectamente donde estarían ellos, a que hora comían, merendaban o iban al árbol donde habían construido una pequeña cabaña a la que no nos invitaban a entrar, pero daba igual, íbamos cuando ellos no estaban y la adecentábamos con flores del campo.

Algún día que estaban de buen humor nos sugerían ir de excursión al campo de enfrente, íbamos con las bicis a comernos un bocata, esos días eran los mejores...

Pues bien, a cada una nos gustaba uno, y para que nadie supiera quién era quién nos pusimos los nombres de la célebre serie que en ese momento hacía furor: "La abeja Maya".

Como en todo grupo que se precie había una líder, y se agenció ser "Maya", luego estaba la guapa que se hizo llamar Kassandra, la lista que asumió ser la libélula y yo que, como siempre en la inopia, me quedé como Kurt, el escarabajo.

Ellos eran, Willy, Flip, Paul y Comandante.

El Comandante era el que a mi me gustaba, pero él, aunque muy amable conmigo, prefería a la Lourdes del la otra urba, pelo largo, ondulado, alta y delgada, aunque era del todo estúpida, que vería en ella...

Una primavera llena de flores, bichos y como siempre, desencantada.

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