domingo, 14 de febrero de 2010

Tren litera a Barcelona




Hoy hace un año que estuvimos en Barcelona.


Para ahorrarnos unas pelillas fuimos la noche del viernes en tren litera. Hace años viajé en litera a Santander y lo recordaba como algo romántico ya que fuimos solos en el camarote, dormí como un lirón y claro tenía unos años menos.


Pensé que con los años todo evoluciona, y como no, pensaba que los trenes litera no se estancarían. Ay madree! si que se han estancado.


El tren tenía prevista la salida a las 22:30 de la noche y llegamos con ilusión y puntualidad para ver que litera nos había tocado. Lo primero que vimos fue que todas las literas estaban preparadas, algo que me extrañó ya que recordaba haberme sentado en un asiento antes de dormir, pero bueno, lo achaqué a que lo mismo están preparadas para que tu elijas donde quieres dormir... que ilusa..


Decidimos, si no venía nadie, dormir en la parte de abajo y salimos a el estrecho pasillo a esperar.


En el vagón solo estábamos nosotros, y nos regocijamos pensando en el viaje tranquilo que íbamos a tener.... ay madre! ¿que es ese gentío que viene hacia aquí?... un grupo de adolescentes, mochileros... imposible que pasen de largo, estamos en el último vagón.


Nuestros ojos se abrieron y nuestras bocas exclamaron ¡jué ya nos parecía que estaba todo muy preparado, se va a llenar el vagón!! y nuestro camarote!!! y ahora ¿donde dormimos?¿ arriba?¿ abajo?.


Los adolescentes debido a su condición hormonal no paraban de reír, gritar, iban de un lado a otro, detrás de su monitor, iban, volvían, volvían, iban por ese pasillo estrecho y cada vez que pasaban o entrabas en el camarote o te ibas a pegar todo lo que podías a la ventana.


Dos chicas de unos 18 años dicen que les ha tocado nuestro camarote, pero que si no nos importa irnos a otro que son 6 y quieren estar juntas. No, claro que no nos importa, total, ya estamos digiriendo la que nos espera.


Nos cambiamos a un camarote con 4 adolescentes agotadas, un poco más lejos de donde está el grupo líder, si, ese grupo que las arma bien armadas, desde luego tuvimos hasta suerte.


El tren arranca y nos disponemos a subir a la parte de arriba. O es mi imaginación, o he engordado o el techo es muy bajo, pero la sensación es claustofóbica, el camastro duro, la almohada fina.. madre mía, no voy a poder dormir nada..... menos mal que las chicas se portaron bien, se durmieron en seguida, pobres criaturas... mis ronquidos debieron ser estruendosos y ellas estaban agotadas.


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